miércoles

¡Ahí viene la plaga! La palomilla del nopal en México

Habacuc Flores-Moreno, Ma del Carmen Mandujano y Jordan Golubov


Esta palomilla es un insecto originario de Sudamérica que mide apenas 3 centímetros y la hembra pone una hilera de 40 a 50 huevecillos en forma de espina de nopal. Durante los 9 días que vive en promedio como palomilla, puede poner huevos un par de veces.


Hace casi 100 años, Cactoblastis cactorum se convirtió en héroe. En 1788 España y Portugal controlaban el comercio de la grana cochinilla (insecto asociado a cactáceas) de donde se extrae el colorante rojo carmín ampliamente utilizado para teñir las casacas rojas de los uniformes militares ingleses. Para poder tener su propia industria, los ingleses trasladaron varias especies de nopal de México, Brasil y Argentina hacia Australia y posteriormente a Sudáfrica (ambas colonias británicas en esa época). Desgraciadamente la industria no prosperó y por un tiempo siguieron introduciendo varias especies de nopal para uso como forraje. A finales del siglo XIX el gobierno Australiano se dió cuenta de un problema no previsto, los nopales estaban invadiendo terrenos valiosos de cultivo y desplazando a los campesinos de sus tierras. Hacia principios del siglo XX, el gobierno Australiano envió una comisión para encontrar enemigos naturales de los nopales que pudieran controlar la plaga que se propagaba día con día en su territorio. Por los años 1920´s los investigadores habían descubierto la solución a sus problemas, una palomilla que era capaz de devorar varias especies de nopal, entre ellas 11 especies de origen mexicano en poco tiempo.




Debido a su gran éxito como comedora de nopales, esta palomilla fue trasladada a diferentes países del mundo como Australia en donde se erigió un monumento conmemorativo por el éxito que tuvo al controlar a los nopales en menos de una década. Dado al éxito en Australia, otros países como Sudáfrica, Hawaii (EUA), y algunas islas del Caribe en donde los nopales eran considerados una plaga, se introdujo Cactoblastis cactorum con el mismo éxito.

En 1990 el héroe que salvó grandes extensiones en varios países se convierte en villano cuando se encuentra por investigadores en la Florida (EUA), donde así como en México, los nopales no son una plaga y en cambio forman parte de los paisajes naturales. Desde entonces se ha tenido el temor de que esta palomilla entre en territorio mexicano por la frontera con Estados Unidos de América o por El Caribe. El temor radica en la importancia que tiene el nopal, tanto para las zonas naturales (las nopaleras del Norte de México y Sur de EUA) como para la agricultura dieta y cultura en México.
En México tenemos 83 especies de nopales silvestres (género Opuntia) de las cuales 55 son endémicas de nuestro país y son un componente principal de los desiertos como el Chihuahuense y Sonorense donde controlan la erosión del suelo y proporcionan casa y comida a muchos animales como coyotes, cerdos salvajes, venados, aves e insectos. Además existen unas 11 especies de nopal cultivado y se ha estimado que hay otras 150 variedades de nopal que son utilizadas en México de las que no se conoce un pariente silvestre y que aún no tienen un nombre científico. Los nopales son además patrimonio cultural (forman parte del escudo nacional y de la iconografía indígena) y una fuente importante de recursos como forraje y pegamentos, asi como de alimentos (nopal verdura, tunas,xoconostle y bebidas).





El 10 de Agosto de 2006 se anuncia la peor noticia ¡AHI VIENE LA PLAGA! : La palomilla del nopal fue detectada en Isla Mujeres, Quintana Roo. El Servicio Nacional de Calidad Agroalimentaria (SENASICA,SAGARPA) a través de la Dirección General de Sanidad Vegetal (DGSV) recibió un reporte del Sistema de Monitoreo Preventivo del Comité Estatal de Sanidad Vegetal del Estado de Quintana Roo sobre la presencia de la palomilla del nopal en la parte Insular de Isla Mujeres, la cual se encuentra a 9km mar adentro frente a la costa este del Estado de Quintana Roo. A partir de que la DGVS-SENASICA-SAGARPA reportó el brote de la palomilla del nopal en la Isla Mujeres, un equipo de esta dependencia, académicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ONG´s como Aridamérica A.C. y The Nature Conservancy y otras dependencias gubernamentales como CONABIO, agencias internacionales (USDA y Organismo Internacional de Energía Atómica) se han abocado al control de la plaga en Isla Mujeres con el objetivo de erradicarla y controlar el brote. Asi mismo, se ha continuado con la campaña de información sobre ¿Qué es Cactoblastis cactorum? (cómo reconocerlo, qué hacer en caso de que se le encuentre y cómo dar parte a las autoridades fitosanitarias).






A partir de Agosto de 2006 se están haciendo de manera contínua recorridos en a Península de Yucatán y Estados aledaños en busca de la plaga porque ahora está a solo 9km de México Continental. La reciente entrada de la palomilla del nopal a Isla Mujeres, Quintana Roo ha provocado una terrible preocupación entre académicos, autoridades gubernamentales y sociedad civil por los daños que este insecto pudiera causar como plaga en nuestro país. Ahora si, ¡México se encuentra ante un problema bastante espinoso!.


¿Y ahora qué?. Todos podemos ayudar. No cabe duda que los vigilantes de nuestro país debemos ser todos. Todas aquellas personas que tengan su nopalera de traspatio, que cultiven nopalito o tuna, ganaderos que tengan nopales en sus terrenos y además toda la gente que tenga un nopal en su entorno, ¡¡ES DECIR, TODOS LOS MEXICANOS!! pueden ayudar. Entre todos podemos ser los vigilantes y cuidadores de nuestro patrimonio. No dejemos que una palomilla destruya varios siglos de historia, cultura y sustento para muchos mexicanos.


Para mayor información, consulta las siguientes páginas:
http://www.youtube.com/watch?v=W6yejLlvqFg





viernes

EL VENADO DIVINO 2a parte

Los alcaloides son un grupo de substancias químicas que revisten especial interés por sus propiedades medicinales y su efecto sobre el sistema nervioso. De Lophophora williamsii se han extraído, hasta le fecha, 56 distintos alcaloides, con sus derivados de aminas. La mayoría pertenece a las feniletinaminas y a las isoquinolinas simples, biogenéticamente emparentadas (casi todos los alcaloides son biodinámicamente activos); la mezcalina es el mejor conocido y el principal agente que induce las visiones.


En el otoño de 1894, el Bureau of Etnology de EUA, recibió del Sr. Mooney, agente de los indígenas, una buena cantidad de yemas de mezcal (peyotes secos), y con ellos el Dr. W. Prenters y el Dr. P. Morgan iniciaron las investigaciones acerca de sus efectos fisiológicos en 6 personas que se presentaron como voluntarios para sus experimentos.


Relataré el primer caso:


Químico, 26 años de edad, 1.65 m de estatura y 57 kg de peso. El experimento tiene valor solo por el efecto notable de la droga sobre el cerebro, especialmente en los centros de la visión. No se registró nada acerca de los efectos sobre las funciones corporales. Se ingirieron aproximadamente 4 1/2 peyotes que pesaban todos cerca de 150 gr. Entre las 21 hrs. y 23 hrs. tres yemas de mezcal fueron masticadas lentamente y tragadas. Una ligera náusea se manifestó después de haber tragado la segunda yema; el malestar aumentó hasta la media noche y luego desapareció gradualmente.


La relación siguiente está tomada del informe del individuo, hecho en parte con las notas tomadas por él mismo:


A las 11 hrs me retiré a mi cuarto para acostarme; antes de hacerlo, percibí que al cerrar los ojos podía ver toda clase de dibujos con colores brillantes y cambiando constantemente. Estas visiones fueron tan agradables que desde luego decidí continuar el experimento y comí la cuarta y quinta yemas. Entonces siguió una serie de visiones deliciosas, tales como jamás la ha gozado el hombre en condiciones normales. Mi inteligencia estaba perfectamente clara y activa; el poder de concentrar mis ideas sobre cualquier determinante estaba ligeramente disminuído, sentado delante de mi bufete pude escribir mis sensaciones y experimentos.


Por la fama de alucinante, algunos famosos escritores desearon ellos mismos probar sus efectos, y es de notable importancia mencionar a este respecto al conocido escritor mexicano Fernando Benítez (1968), quien en su fascinante libro "En la tierra mágica del peyote" relata las ceremonias y rituales que los Huicholes realizan en honor del peyote. Nos habla de la descomunal región donde el peyote crece:


Esta región a la que los Huicholes llaman El Medio Mundo es una tierra santa descomunal. Ahí realizan los dioses sus hazañas creadoras en el tiempo originario, y apenas hay roca, manantial, charco, planta, caverna, abismo o cerro, que no estén ligados a un hecho místico o a un ritual complicado. Los Huicholes, como Cézanne, han recreado el paisaje, no con la voluntad estética, sino religiosa, aunque de igual profundidad y belleza. Lo que nosotros vemos como una piedra o como una planta, para ellos es un kakaullari, un ser sobrenatural que no resisitió las pruebas de la creación y al nacer el sol se quedó transformado en roca o en arbusto. Otras veces, una roca muestra las huellas del pie o de la mano de un dios; un agujero calcinado en lo alto de una montaña es el hueco que dejó el sol recién nacido al brotar...




Nos habla también de la peregrinación a Tierra Santa (San Luis Potosí), donde la planta crece para comulgar con ella, colectarla y llevarla a sus hogares, donde presidirá su vida diaria. Dice que se desarrolla siguiendo una serie de ceremonias rituales que principian con las fiestas de los elotes y de las calabazas y termina con la fiesta del maíz tostado. La primera es para elegir y preparar a los peregrinos; la segunda es de acción de gracias por el éxito de la peregrinación una vez realizada y por los dones concedidos.


Por último, me permitiré señalar algunos efectos de intoxicación del peyote, el cual puede presentar 2 etapas: La primera es de excitación general y de euforia; la segunda es un estado de calma, de tranquilidad con ligera paresia (parálisis benigna con trastornos o privación del movimiento, pero no de la sensibilidad) y cierta disminución de las facultades mentales; en esta última etapa se presentan las visiones coloridas.


El peyote, en casos de intoxicación, afecta un tanto las facultades mentales. Hay cierta dificultad de concentración, disminución de la capacidad de pensar y de la memoria, ligera dificultad para articular las palabras y substitución de una por otra; pero cuando la dosis de la droga no ha sido exagerada, el juicio, el sentido crítico, la voluntad y la memoria no se ven afectados cualitativamente. La inteligencia persiste clara, precisa y activa, y a veces con gran lucidez.


Un fenómeno que a veces se presenta es el desdoblamiento de la personalidad; algunos individuos experimentan una sensación de irrealidad, otros de una doble personalidad. Alguien narraba que la razón era lo único que percibía de su ser.


Aunque el peyote es una planta medicinal que contiene gran número de alcaloides que actúan sobre el sistema nervioso central y es útil en tratamientos psiquiátricos, su colecta y su consumo están terminantemente prohibidos por las autoridades mexicanas.


La mezcalina es una droga alucinógena, por lo que no recomiendo que se experimente con ella y se consuma, puesto que hay casos en que el individuo puede llegar a presentar alteraciones psicóticas

martes

El Venado Divino





El uso de plantas alucinógenas ha formado parte de la experiencia humana por milenios, pero solo recientemente las sociedades occidentales han tomado conocimiento de su significado, tanto en los pueblos primitivos como en las culturas avanzadas. Entre las drogas más frecuentes que en todo el mundo se han venido consumiendo, se encuentran como es bien sabido, el opio y la marihuana de origen asiático y la cocaína del Perú.

América también contribuyó, a finales del siglo pasado, con la mezcalina, droga mágica extraída de una cactácea mexicana, el peyote o jículi (Lophophora williamsii). Se trata de una cactácea pequeña, de tallo globoso-aplanado que apenas sobresale del suelo. En época de sequía, por deshidratación, se hunde más y casi permanece enterrada. Crece en el desierto Chihuahuense hasta más allá del Río Bravo. Esta especie es sumamente variable en todas las localidades de su distribución geográfica.

Desde épocas prehispánicas, los indígenas mexicanos la consideraban una planta divina, que les permitía curar sus enfermedades, tener buenas cosechas, predecir el futuro y ser valerosos en las batallas, además de transmitirles poderes telepáticos.

Algunos curas, en la época de la conquista, se expresaban del peyote llamándolo "raíz diabólica". El padre Arlegui decía que la raíz más venerada por los indígenas huazancoros, tepehuanos, coras y nayaritas, era una llamada peyotl, que bebían para procurarse una embriaguez con resabios de locura; y que todas las imaginaciones fantásticas que les sobrevenían con la horrenda bebida, cogían por presagios de sus designios, imaginando que la raíz les había revelado sus futuros sucesos.

Durante la época colonial, los indígenas escondían canastillas con la misteriosa planta en trojes, pues su uso fue prohibido por la santa inquisición. A pesar de ello, los indígenas devotos de la planta la siguieron empleando, pero oculta en los hábitos de los santos.

La devoción al peyote decayó entre los indígenas del Altiplano desde el siglo pasado, pero se conservó activa entre las tribus del noroccidente de la Sierra Madre Occidental, entre los coras, tarahumaras y huicholes, entre otros, que la conservaron en su forma original, limpia y bella. Al igual que las mismas tribus, estos ritos pasaron inadvertidos, y no fue sino hasta fines de siglo antepasado cuando, junto con el redescubrimiento de esos grupos étnicos, se volvió a hablar del peyote. En esa región del país, esta planta recibe el nombre de "jículi" entre los tarahumaras y huicholes; "seni" entre los kiowas; "wokouwi" entre los comanches; y "botones de mezcal" entre los traficantes de la planta.

Sobre el origen del peyote, los tarahumaras cuentan la leyenda siguiente: según la tradición, cuando Tata Dios se fue al cielo al principio del mundo, dejó al jículi como un remedio para el pueblo. No es tan grande como el padre Sol, pero se sienta a su lado, es hermano de Tata Dios. El jículi cura todos los males y las desdichas del hombre. Es poderoso protector del pueblo y trae buena suerte. Atribuyen a la planta el poder de dar salud y larga vida, y de purificar el cuerpo y el alma. Canta y habla conforme crece; canta feliz cuando es recogido por ellos en los costales, durante el trayecto de regreso a sus casas, y de esta manera les habla Dios por intermedio de la planta.

Los curanderos son, de hecho, los únicos que pueden propiamente manejar el peyote, mas para ello se lavan antes las manos. El jículi no se guarda en las casas porque es extremadamente virtuoso y se ofendería al ver cualquier cosa indebida; se colocan en un jarro o chiquihüite especial, dentro de la troje, y no es sacado nunca sin ofrecerle previamente una ofrenda.

A los cuatro años se hace viejo y se enmohece, por lo que pierde sus virtudes; entonces lo llevan de vuelta al lugar de donde procede y recogen plantas frescas.



Para obtener la planta, los tarahumaras emprenden todos los años, largos y penosos viajes hasta la Sierra de Margoso, más allá de Santa Rosalía. Los peregrinos que parten en busca de la planta se purifican con copal; necesitan casi 10 días para llegar a la Sierra, y al hacerlo (dice Lumholtz) erigen una cruz, y junto a ella colocan las primeras plantas que colectan sin maltratarlas; después de varios días de recolección, cargan a la espalda los sacos. Cuando los peyoteros vuelven a sus casas, sale la gente a recibir las plantas con música y celebran una fiesta en su honor, que consiste en bailar, comer y beber, tan pronto como se ha hecho la ofrenda a los dioses.El Sábado por la noche tiene lugar una ceremonia religiosa; los indígenas, después de haber recibido su dotación de peyote, se sientan formando un círculo alrededor de una lumbrada, la que se conserva ardiendo. Un peyotero, después de haber limpiado las plantas de los pelos setosos, se las pone en la boca y se las traga una vez ablandadas, así puede tomar hasta más de diez, según el caso, desde la puesta del sol hasta el alba. Durante esta ceremonia no hay ni canto ni baile, sino un continuo toque de tambor hasta que la lumbre se consume.

En los indígenas, sentados y quietos en estado de ensueño, la intoxicación por la droga se manifesta en la visión de colores y otros efectos. Permanecen así hasta el alba del día siguiente. Cuando el efecto se disipa, se levantan y van a su trabajo sin la mas ligera depresión o efecto desagradable. La cantidad de peyotes consumidos depende de la tolerancia que se tenga para la droga, todo el efecto secundario es de somnolencia y decaimiento, que se manifiesta en los concurrentes durante la ceremonia. Los oficiantes se mantienen despiertos.

Al amanecer hay también un complicado ritual en el que se despide el espíritu del jículi, el cual vuela en forma de bola a su país en compañia del tecolote, que también va a refugiarse a esa hora.

Los huicholes de Nayarit también rinden culto al peyote en forma semejante. Ramón Mata Torres (1976) en su interesante libro Los peyoteros, cuenta la leyenda huichol sobre la creación del peyote: dice que en tiempos míticos, el Gran Chamán, el elegido, "Tatewari" o "nuestro abuelo", Dios del Fuego, condujo a los dioses ancestrales en la primera búsqueda ritual del peyote. Esto aconteció así: Tatewari apareció cuando los dioses ancestrales se hallaban en un templo huichol, sentados en círculo, quejándose de distintos males. Preguntaron entonces al Gran Chamán Fuego cuál era la causa de sus padecimientos. Éste les respondió que sufrían porque no habían ido a cazar el "venado divino", jículi o peyote a Wirikuta (localidad situada al noroeste del territorio huichol, entre San Luis Potosí y Zacatecas) y por eso habían sido privados de la "carne divina". Los dioses ancestrales en asamblea, decidieron tomar sus arcos y flechas y seguir a Tatewari para "encontrar sus vidas" en la tierra del "venado divino" o "amo de la especie de los venados" (el peyote es considerado como maíz, como planta y como animal, venado, lo que es una triple asociación: recolector, agricultor y cazador).

Los dioses ancestrales, en ayunas y en continencia sexual, después de confesarse para volverse espíritu, llegaron a Wirikuta y encontraron, bajo arbustos apenas visibles sobre el suelo, las cabezas verdes del peyote (que pasan inadvertidas para ojos inexpertos). Atribuyeron su origen a huellas de pata de venado. Lo llamaron "venado divino" o "amo de los venados". Buscaban un venado de 5 puntas (peyote con 5 costillas), lo que corresponde, según ellos, a los 4 puntos cardinales y el zenit. Hundieron en el jículi sus flechas ceremoniales con adornos, alrededor del "hermano mayor". Muchos sollozaban, todos rezaban en voz alta. Dividieron el peyote entre todos los participantes. Con el cargamento de peyote regresaron caminando a sus pueblos.



Los tarahumaras, coras, huicholes y mexicas que han comido peyote, creen que en él se encuentra su vida que trasciende las limitaciones de la condición humana, y hacen representaciones artísticas con cuentas de chaquira y estambres de su dios peyote, que para ellos, es un sol.


CONTINUARÁ...

Seguidores